jueves, 19 de noviembre de 2015

5ª Etapa BARRIO DE LA PUENTE ( OMAÑA) –IGUEÑA (BIERZO) 34, 3 km

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Maki contemplando Fasgar
Ponerse en “camino” no es otra cosa que s abrirse al conocimiento
Barrio de la Puente
La noche bajo el gran pórtico de la iglesia parroquial de Barrio de Omaña, no fue tan templada como en la Urz, y al estar cerca del río, pues la humedad se dejó sentir, pero no por ello dejamos de dormir, aunque Maki, diga que duerme muy poco, pero le oigo roncar y hablar entre sueños y a muy distintas horas, con lo cual aunque no lo cree duerme más de lo que piensa.
Tras echarnos fuera del saco de dormir a eso de las 7,30 de la mañana, antes para qué? y tras recoger un poco los trastos, y hacernos un matinal café e infusión, pues está claro que los atentos vecinos de Barrio aún duermen a estas horas, por lo cual una vez realizado el refrigerio y darnos los consabidos masajes con crema a las pies, y calzar las botas, me echo cámara en ristre a recorrer el pueblo, que por la noche cuando llegamos al pueblo no pudimos verlo.
La verdad es que está mereciendo la pena cargar con la cámara grande (Canon EOS 20 D) y los 2 , porque la zona y el viaje lo merecen, tal y como compruebo una vez más al recorrer las calles de Barrio de Omaña, de las cuales Madoz en el siglo XIX ya recogía entre otras cosas se contempla existencia de una iglesia y tres ermitas
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Perfil 5 Etapa
La iglesia parroquial, que solo hemos podido verla por fuera, es impresionante, lo cual da lugar a pensar en el poder omnímodo de la iglesia en estos lares y pensar en quien y como se sufragaron todas estas construcciones y todos los predios jurisdiccionales de nobles e hidalgos como los Quiñones y su “foro del pan de cuarto” por el cual todos los vasallos debían tributar en la era, para la panera del Conde, uno de cada cuatro manojos de centeno segados.
Es algo que a los astures nos choca, como chocante resulta ver en el siglo XXI, pues cruces de madera como hemos visto en otros lugares, aunque la que ha presidido nuestros sueños en el atrio de la Iglesia fundada en 1773, es impresionante, y hoy es un testigo histórico que explica en parte el quehacer de aquellos tiempos. Impresiona pues el campanario y la presencia del reloj que marca los tiempos de todo esta zona
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Iglesia y puente Barrio de la Puente
En cuanto a las ermitas, no indica el wikipedia que la más interesante es la más interesante es la ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que está al lado de la iglesia, y que fundada por el cura Juan Rubio Bardón en 1756 y que exhibe un blasón en la fachada. La figura del Nazareno en dicha ermita es de estilo barroco, siendo destacable por el cuidado estudio de sus facciones y de notorio valor artístico.
Las casas y casonas que veo al paso, son en general de la extraña planta en “C” o en” U” tan características de toda la zona sur de la Cordillera, nuestras casas en Asturias no tienen esta planta ni esas dimensiones.

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Casa Rectoral, ermita y figura antropomórfica en barrio de la Puente

Ta vez son producto del mayorazgo que parece reinar en las zonas ya que las en general son células de importante autarquismo del cual viven todos los miembros de la familia, o vivían porque ahora apenas si son ocupadas por una o por dos personas. Construcciones que en general presentan bellos dinteles en puertas y ventanas, y que tan enamorados nos tienen tanto a mi como a Maki.

Llama la atención el bello puente de arco medieval apuntado, sobre un río que en épocas de invernada con sus consiguientes crecidas habría que verlo, y de lo cual esta como testigo esa gran luz del puente ojival, y sus refuerzos

Otra de las construcciones que llama poderosamente la atención es la Casa Rectoral de la cual disfrutó el p Arcipreste de la Catedral de Astorga Aquilino Nistal Castro, que fue construía a expensas de Antonio Fernández Álvarez y su esposa Alicia Martínez Perez (1955)

Leyendo las rutas de la zonas, nos enteramos de un “Camino Asturiano” al este del Suspirón, luego un poco más arriba nos contarían que estos caminos, tal vez enlazados con el Camino Real de Leitariegos, servían para el trasiego de vituallas por arrieros, hacia un lado y otro, y también para los segadores astures fueran a ganarse el pan a las “castillas” yendo primero por las vías más rápidas hacia las riberas del Órbigo, cuya siega era más temprana y luego venían subiendo hacia los puertos, segando el trigo, el centeno y la cebada, por una 1 peseta al día y mantenidos, durante sus estancias hacían madreñas y otros utensilios. Me resulta muy atractiva a la vez que desconocida toda esta historia de astures por la Omaña, y debió ser antigua y potente, como para dejar su nombre en las veredas.

Nos ponemos en marcha

Makí por su parte recorre el pueblo y tras encontrarnos, cogemos nuestras mochilas y nos vamos camino adelante, para lo cual no hay nada más que seguir la carretera un rato para entrar al poco a Posada de Omaña durante el trayecto camino de Villapujín vemos restos de las excavaciones romanas, de las cuales hago partícipe a Maki, que va un tanto a su aire, le explico el sistema de excavación de los romanos, que tiene su mayor exponente en Las Médulas, cuyos entornos invito a recorrer un día a Maki.

Desde Posada a Vegapujín hay un trecho por carretera, y lo que ya no recuerdo es si fue en Posada nos asombra algún detalle arquitectónico como la bonita fuente del pueblo a cuyo pie el alcalde pedáneo nos invita a un café y a contarnos el tema de los astures por estas tierras y nos habla también de Segundo Garcia Garcia, militar natural de estas tierras y que participó en la “sanjuanada” contra Primo Rivera... sería interesante oír sus muchas historias, pero nos queda aún mucho camino, y no conocemos lo que depara este.

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Posada de Omaña y Villapujin

El Camino a la salida de Villapujin, se echa a los caminos de tierras entrando en la vereda del rio Vallegordo, que recorremos por un camino delicioso y francamente bonito, pues presenta tramos de calzada y muros de gran antigüedad a la vez que vamos observando como el valle se estrecha, y aunque el camino parece plano, desde que salimos de Riello, no hemos hecho otra cosa que ascender, poco, pero siempre el camino en algunos momentos pica para arriba.

Según vamos caminando hacia Fasgar, nos damos cuenta de lo acertado de quedarnos en Barrio de la Puente, pues de haber continuado hubiéramos llegado a los 11 la noche a Fasgar, lo cual no son buenas horas para entrar en los pueblos, y en esas elucubraciones estábamos cuando nos damos de bruces con el pueblo de Fasgar, cuya entrada por esta zona del Camino no es muy bonita, es la clásica de los pueblos altos de montaña, poco que ver con la grandiosidad de los pueblos de valle.

En la entrada lo primero que vemos en la casa de la famosa Rosi, la cual no llegamos a conocer pues estaba en otras faenas, y será su madre quien salga a sellarnos la credencial de peregrinos, en esa estábamos cuando nos enteramos de que hay un restaurante en Fasgar donde rápidamente encaminamos nuestros pasos, cruzando buen parte del pueblo y sus puentes sobre el río, echando de menos no conocer a la tal Rosi que parece funcionar a modo de referente hospedero.

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Camino y entrada a Fasgar
A un lado del camino vemos el restaurante de postín La Fasgarecha, el cual lleva una buena moza natural de la zona, pero con residencia en Madrid, que anda de allá para acá, y que nos atiende de forma maravillosa, flipando un poco por el decorado, el servicio, y que nadie nos hubiera hablado durante todo el trayecto desde Riello, de este interesante restaurante, que el futuro quiere dotarse de unas habitaciones, que por cierto llegábamos en buen día, pues al día siguiente ya cerraban la temporada, y con el problema de no poder saborear sus viandas debido a que era media mañana , y nuestra idea era llegar a Colinas de Campo Moro, o a Igueña.

Tras un merecido descanso en los interiores de tan buena generosidad mostrada por su dueña, en el cual aproveché para escribir unas anotaciones en el cuaderno de bitácora jacobita, nos pusimos de nuevo en marcha, para ganar un alto collado y dar vista a las tierras bercianas, indicar que en Fasgar se queda la urbanidad, o sea el asfalto, pues en este estrecho valle se mure el eje CV-128/2.

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Fasgar, y el restaurante de Fasgarecha y un momento de descanos 

EL trazado que nos queda por cubrir, nos indican que es una subida un tanto dura y que luego toda una bajada hacia Colinas de Campo Moro, donde podríamos comer, pero luego comprobaríamos que una cosa es la realidad y otras las circunstancias.

El paso entre la Omaña y las tierras bercianas.

Cogemos las calle que nos llevan a lo alto del pueblo, tal y como nos han indicado y por donde nos llevan las pocas flechas jacobitas existentes, más la señalización que nos habla de un Campo de Santiago que se coge saliendo por la calle Patrón Santiago arriba, pudiendo ver en el tránsito viejos cestos de mimbre que iban a la basura.

Vamos cogiendo altura a la vez que vamos perdiendo de vista la cuenca de Vallegordo-Urdiales, y ganamos altura hacia un marcado collado situado a 1641 mts de altitud. A la vez que vamos perdiendo de vista el pueblo de Fasgar, tomando a su vez referencia de las grandes cumbres que lo rodean y encierran.

Cuando nos damos cuenta nos encontramos con una sorprendente fuente de tres caños que echa a todo meter pro todos ellos y en cuya pared encontramos este poema dedicado al fontarrón del Abedul Fasgar (1955): La fuente La sed y el Mar: Me gusta en fontana pura doblar la frente y la rodilla a besos la maravilla beberme de la frescura. Humilde y cabal postura para esta vida mirar refleja en cada hontanar, que en tanto que el labio ardiente marcha en busca de otra fuente el beso se va a la mar. S.A.R, julio de 1981

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Fuente del Abedul
Sin comentarios sobre la poesía, hay gustos para todo.

Seguimos Camino de Santiago y pensando...

En las larga subidas, esta desde Fasgar apenas si tiene más de 3km, uno piensa un poco de todo, sobre manera en un día tan bueno como el que hacía, donde el calor aprieta, y es donde a uno le asaltan las preguntas más extrañas sobre sí uno hacer peregrinación o hace senderismo religioso, o senderismo barato, o simplemente camina.

Es un buen lugar para la reflexión pues no en vano una vez ganado el marcado collado, que nos cambia de vertiente y de provincia, pues entramos en el Bierzo dando vista al nacimiento del río Boeza, que lo hace en la gran Campa de Santiago, que ahora se halla a nuestros pies y a cuyo gran plató bajamos por la pista tomando algún viejo sendero por entre el piornal, para llegar al pie de la Ermita de Santiago, donde volvemos a encontrar a varios senderistas como nos pasó en la Fuente del Abedul.

Al pie de la Ermita de Santiago situada a unos 1.887 mts de altt contemplando la belleza de la Campa de Santiago decir que en  el Siglo  X , dicen las viejas leyendas que en ella  se dirimió una gran batalla entre las tropas de Ramiro II de León y las huestes de Almanzor, comandadas por Martin Moro. Aunque los sarracenos eran más numerosos fue ganada la batalla por los cristianos, con la ayuda de Santiago a lomos de su blanco corcel, siendo construida en su honor la ermita anterior a esta

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Campa de Santiago
                                               CAMPO DE SANTIAGO
             1.- Fuiste un campo tinto en sangre                     2.- Mudo testigo es tu ermita
                  Nacido de la historia                                                Desde los siglos pasados
                  O  tal vez de una leyenda                                         Y aunque no estés en los libros
                  Pero siempre venerado.                                           Por un Papa recordado.
           3.-  Venían los peregrinos                                           4.-Hasta que llegó un día
                 Por el Camino Olvidado                                            Que a ti también te olvidaron
                  Siendo cientos, quizás miles                                    En favor de otros caminos
                  Los que por aquí pasaron.                                       Pero estas  recuperado
                                               5.- Y pasaran los peregrinos
                                                     Caminando hacia Santiago
                                                     Para abrazar al Apóstol
                                                    Que ayudo aquí a los cristianos.
                                                                      ADOLFO DIEGO DE MIGUEL.
A la sombra de la Ermita uno piensa de como la peregrinación se le ha asignado directamente con el paradigma cristiano, y más en concreto universalizado por la Iglesia Católica, y muy homogeneizado en el trayecto principal por los monjes de Cluny, y sin embargo su realización bajos dos forma la esotérica y exotérica se esconde todo una pléyade de intencionalidades constituyentes de una peregrinación que dependiendo el camino tomado, pues no parece ser los mismo caminar a lo largo de la Pulchra Leonina, que hacer el Camino Francés, pero en todo caso ambos recorridos desde ópticas diferentes nos pondrán en sintonía de una extensa gama de sensaciones que concitan viejos arcanos.

Arcanos que nos serán más ortodoxos o heterodoxos según nuestra posición a cerca de la vivencia religiosa, que en mi caso, es nula como agnóstico, pero le rito de paso de hacer el Camino, hay como un retorno al centro que es uno mismo, siendo muy difícil separar algo que se suele presentar ante los transeúntes del Camino, la aventura sagrada de la peregrinación, entendiendo lo primero como un retorno al arcano de sabiduría ligado a los entornos por los que se transitan que en el fondo es lo que hacen el Camino, la peregrinación la entiendo como una viaje mayestático hacia un objetivo como es Santiago y donde el Camino juega un papel de attrezzo espiritual.

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Partiendo de que ambos dos denominaciones me dan un poco de grima, por escrúpulos religiosos y filosóficos, pero que la aventura de los sagrado desde el amplio campo del paganismo, hace que los entornos y los contornos de nuestra vereda, sean religiosos, sociales, políticos, antropológicos, étnicos, son toda una lección de historia, de heterodoxia e marcan y definen el propio viaje, sobre manera cuando se realiza al margen de las formas religiosas, sociales institucionalizadas, por eso la muerte iniciática de ponerse en “camino” no es otra cosa que s abrirse al conocimiento.

En estas anotaciones estaba cuando Maki, me recordó el objetivo pragmático del momento, como era seguir caminando.

Ante la belleza de la Campa de Santiago, morada de un viejo refugio hospital de Santiago, y en cuyo valle hay una gran construcción a la cual no nos acercamos dada su lejanía, eso sí me prometí volver a patear estos entornos, y tras esa promesa fuimos desde la Ermita de Santiago virando a la izquierda para coger el estrecho paso que nos daba acceso al largo descenso de unos 6 km hasta llegar a Colinas del Campo Martin Moro Toledano. Descenso bonito para hacer andando y en BTT, que va en suave declinación abriéndose paso entre grandes cordales de casi 2000 mts de altt.

En la bajada, lenta y que fuimos saboreando a cada metro, metiendo los pies en el Boeza, a la altura del Corral de las Yeguas., que es donde el camino nos dejó acercarnos al río en esos momentos de cantarinas aguas otoñales, en las cuales nuestros pies se relajaron un tanto mientras el mansolea Makí, redondeaba su trabajo zapateril, dejando mis botas en unas sandalias monteriles para pantentizar.

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Momentos en el Río Boeza

La bajada fue poniendo nuestros músculos a prueba y nos fue indicando por ello en los numerosos peldaños que era lo que estaba tenso y lo estaba más suelto, por tanto ello requirió de no forzar la bajada y aprovechar el admirable paisaje que íbamos perdiendo en la mediad que el curso del Boeza iba cerrando rumbos, como sucede a la altura de Peña Infiesta o en el Brañuelo, que se retoman rumbos en primera instancia para cruzar un par de veces el Boeza, por el pontón de las Palombas, y el de Suso.

El pueblo español con el nombre más largo...eso... dicen

Poco a poco vamos dando por concluida la bajada del Boeza, pues ya los tejados de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano , están a nuestro alcance, y uno se extraña de ver un pueblo que no reconozco de haberlo visitado hace 35 años, un poblamiento aventajo y medio derruido, sin asfaltar, un villorrio muy diferente a lo que ahora contemplo que además ha sido declarado  Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico, en virtud del Decreto 243/1994 de 10 de Noviembre, de la Junta de Castilla y León.. Tal vez lo que yo recuerde se acerque más bien a esta retrospectiva fotográfica de Roberto Molero reflejada en su blog radiografiando

Tras un pequeño recorrido por el pueblo, buscamos los bares, para poder dar un bocado pues llegamos un poco tarde, pero imposible para no dar un buen bocado, pero nuestro gozo en un pozo, y no porque no sea día propicio, que no lo era pues es Lunes, pero resulta que en esta zona están de vendimia, y claro casi todas las familias se ha ido a recoger las uvas, incluso las propietarias de los bares

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Colinas de Campo Moro

Por tanto en este alto lugar zona de paso de las huestes de uno u otro rey: Ramiro II rey de León y Almanzor, no sabemos quién entró por un lado y quien por el otro, unos por Fasgar y el otro por Colinas, pero también resulta extraño se diera una batalla en sitio tan alto y fuera de contextos urbanos como la Campa de Santiago. Sabemos pues que este alta pedanía de Igüeña fue repoblada en el siglo IX y sus habitantes tuvieron el privilegio de estar exentos del servicio de armas, aunque parece que tenían extraños tributos

Lo que me ha llamado la atención de toda esta zona es la escasa presencia de ganado, lo cual indica la regresión que se aprecia en las laderas de los altos montes omañenses y berzianos, muy corroídos por los brezales y retamas varias, que harán imposible ya cualquier recuperación, y que contrasta cuando ver en las latas laderas como aún se aprecias los que fueron prados de siega y praderas de pasto, hoy carcomidas por lapiaces y broza.

Dada la decepción que llevamos con el tema de la comida, ya llevamos un par de días sin nada caliente en el cuerpo, nos ponemos a cubierto en una antojana de una casa a la salida del pueblo, y le damos al diente a base de latas de atún, fuet, y queso, acompañado de unos tragos de buen vino riojano que Maki transporta en su bota, puesto que hasta el agua escaseaba en el pueblo, luego nos enteramos que estaba cerrada la fuente, porque estaban clorando.. cosas de la modernidad... menos mal que gente había, pues los naturales suben muchos en fin de semana hasta sus arregladas casas.

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A la salida del pueblo, pasando por debajo de su viejo arco nos desviamos del eje asfaltado para irnos hacia Igüeña por lo que debió ser su viejo eje de comunicación dado lo amplio de la caja y sus firmes y que esta marcado como camino jacobeo y con cuya señal informativa puesto que según esta señal a Santiago Colina dista de Santiago unos 243 Km  , lo cual no casaba mucho con lo que yo estaba contando a Maki, pues según mis cálculos estábamos a unos 300 km de distancia de  nuestro destino.

Otro tramo largo de bajada recogiendo nueces y algún que otro futo a la par del camino, para hacer más amable la larga etapa que nos estábamos largando, pues hasta Igüeña, no llegaríamos calculo que hasta las 8 de la tarde como poco, pues no en vano son casi que otros 8 kilómetros de bajada acompañando de nuevo al río Boeza, y Maki empieza ponerse pesado con mis paradas y los ritmos, y la posible dormida al aire libre en Igüeña, por lo cual se puso en modo “legionario” y como no había cobertura para su radio y como no tenía ganas de escuchar sus quejas le fui largando la historia del Camino y la presencia del Obispo Prisciliano, y asa entre leyenda y leyenda llegamos a Igüeña.

Dando vueltas por Igueña

No recordaba la población, y claro cuando estamos ante núcleos tan grandes y tan urbanizados, pues buscar cobijo, sino hay albergue, y la única Casa Rural del pueblo estaba ocupada, pue se hace duro buscar alojamiento, o cobijo, por tanto dejé a Maki al cargo de las mochilas y cumpliendo su fiel rito de sellar para el coleto su pacto con San Miguel, y me fui a buscar un lugar para la pernocta.

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Fuente, Cementerio viejo e iglesia de Igüeña

Tras algunas vueltas lo encontré al doblar en busca de la Iglesia parroquial, pues el polideportivo no tenía instalaciones adecuadas, y por tanto el abierto pórtico bajo la puerta eclesial, y al lado del cementerio tendría que ser nuestra morada por una noche más hasta llegar a Columbrianos.

Cuando ya me iba una buena moza del lugar, también adicta a la San Miguel, como después comprobé me indicó que buscase al alcalde llamado también Santiago, al cual podría localizar por lo bares del pueblo, pues él además de peregrino, solía diligenciar la búsqueda de alojamiento, pues tenía conocimiento de peregrinos que habían dormido en la escuela del pueblo, no es que fuéramos muchos, pues nos levaban contado y este año habríamos pasado unos 100 peregrinos.

En el primer bar que encontré pregunté por el Alcalde, un joven prejubilado minero, también de la cofradía jacobita, y sobre todo de la de San Miguel, al cual tras preguntarle sobre un alojamiento alternativo a la Casa Rural, me indicó la dificultad de lograr tal cosa, aunque conocía una señora que igual nos dejaba una vieja casa, y en peregrinación nos fuimos, una en busca y conocimiento de la casa, que encontramos de mano de la Señora Elvira que me enseñó la casa y sus habitaciones y que me pareció interesante a primera vista, eso sí antes ya me había tomado con el señor alcalde par de birras “san miguel” supongo que por aquello de que apoyaba El Camino.

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Ayuntamiento de Igüeña

Luego tras este objetivo de lograr casa, había otro más político, y era enseñar a su “peregrino” para justificar la construcción, según él de un inminente albergue , en mitad del pueblo.. y como habíamos tomado en un lugar otras birras, pues era necesario hacer toda la tourné de bares en base a cervezas, insistiendo en incluir a Maki, en nuestras correrías san miguelinas.

Cuando llegué al bar restaurante con el alcalde , yo habíamos tomado unas cuantas birras, saludó a Maki, y nos subimos a la parte de arriba del bar , donde nos encontramos con un moderno comedor y servicio, con una atención exquisita, y donde degustamos otra sopa de fideos u picadillo, a Maki, que solo tiene un diente, casi lo mató cuando propone comer unas patas alioli, puesto que no puede masticar, le indico que lo que puede comer es unos huevos con pisto y me larga que él no es un conejo... y que con medios platos tiene más que de sobra, pero al final resulta que pide siempre lo mismo que yo, le insinué que comiera pescado y casi que me asesina. En fin cosas de El Camino, pero hasta que no lleguemos a la obra de los Cluniacenses, habrá que ir juntos

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Tras esta pitanza, bien condimentada y buen hacer y atención en el Restaurante Anibal fuimos al catre que nos había dejado la señora Elvira.

Y así terminó otra etapa, en la cual no vimos ni supimos de peregrinos, más allá de que iba un vasco por delante de nosotros, pero que no había hecho posta en Igüeña, supongo que la población minera en plena reconversión, estará expectante con una posible remontada económica en base a la posibilidad de un auge de la peregrinatio jacobea, que veo difícil y de largo recorrido, pero no imposible.

Datos de la Ruta según Wikiloc 34 km y 1.137 ms de ascenso acumulado
Víctor Guerra